El Ejecutivo nacional ajustó nuevamente el salario mínimo, el tercero en lo que va de año y el número 22 en cinco años de gestión de Nicolás Maduro.
A partir de este 1 de mayo de 2018, la remuneración básica de un trabajador pasa de Bs 392.646 a Bs 1.000.000, lo que representa un incremento de 155%. Mientras que el bono alimentación se incrementó de Bs 915.000 a Bs 1.555.500 (+70%), producto del segundo aumento de la Unidad Tributaria en el año a Bs 850.000
Estos ajustes llevan al denominado salario integral a Bs 2.555.500, más del 95% con respecto a lo que venía devengando un trabajador. En términos porcentuales, ha sido el ajuste más alto decretado en la última década. Pero en valores numéricos, suma apenas Bs 85.183 diarios.
Lejos de celebraciones, los trabajadores venezolanos asumen cada incremento como un «golpe al bolsillo», porque saben que detrás de cada ajuste salarial viene también una crecida inflacionaria. El tiempo, así como la cantidad de aumentos en cinco años, ha ratificado que tienen la razón. En lo que va de año, los ajustes salariales suman un incremento muy por debajo de la inflación.
Al contrastar el nuevo salario con el último reporte del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cenda), la canasta alimentaria de marzo 2018 se ubicó en 28 millones de bolívares, es decir, el salario de Bs 2.555.500 apenas alcanza para comprar 9% de los productos básicos.
Esta situación de vulnerabilidad constituye una amenaza sistemática contra los trabajadores, quienes ven cada vez más limitadas sus condiciones de vida. Desde el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), se han documentado 708 protestas laborales en el primer trimestre, producto de la caída del poder del salario, falta de materia prima en las empresas donde se desempeñan y más recientemente la afectación del servicio de transporte.
Es la fuerza laboral, estimada en 13 millones de trabajadores por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la que lleva el peso de la crisis económica del país. Es urgente que el Gobierno nacional, autodenominado obrerista, atienda las recomendaciones de los sectores productivos, así como organismos multilaterales como la Organización Internacional del Trabajo (OIT), para que el país retome el camino del progreso y bienestar. De lo contrario, como hemos venido advirtiendo, los trabajadores venezolanos seguirán siendo los menos remunerados y más empobrecidos de la región.