La calidad de vida de un trabajador no se mide por la cantidad de aumentos de salario, sino por la estabilidad de su poder de compra, entre otros aspectos. Sin embargo, la realidad venezolana es otra. La política oficial se ha basado en ajustes salariales unilaterales, que no se corresponden con las necesidades de quienes
laboran.
Desde hace cinco años, bajo el mandato del presidente Nicolás Maduro, ha habido 21 ajustes del salario mínimo. Lo que comenzó con tres incrementos anuales, ya va por cinco en un año, como ocurrió en 2017. En el primer trimestre de 2018 ya se suman dos aumentos y siguen siendo insuficientes.
Recientemente, el Ejecutivo decretó un incremento del salario mínimo 58% a partir de 1 de marzo, con lo cual la remuneración basica pasó de Bs 248.510 a Bs 392.646,46. Paralelamente, se ajustó la Unidad Tributaria a Bs 500, lo que elevó el bono alimentación a Bs 915.000.
En total, un trabajador que devengue salario mínimo más ticket alimentación comenzará a devengar Bs 1.307.646,46 mensuales. Si se divide entre 30, el salario diario es de Bs 43.588,22.
Lejos de celebrar, esta situación lo que evidencia es un grave problema inflacionario que diluye en escaso tiempo el salario del trabajador venezolano, sin contar que el nuevo salario no alcanza para cubrir las necesidades básicas de alimentación. Entre este aumento y el último realizado solo habían transcurrido dos meses.
Al revisar las cifras del Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores, en enero la canasta alimentaria se ubicaba en Bs 12.681.164,77. Es decir, con el salario de enero se podía adquirir únicamente 2% de los productos y con el vigente apenas el 3%.
La situación apremia y los trabajadores siguen a la espera de otras medidas que vayan más de cualquier aumento salarial. Necesitan políticas públicas orientadas a la protección de su remuneración, que el dinero devengado por su trabajo le permita vivir con dignidad, cubrir para sí y su familia las necesidades materiales, sociales e intelectuales, como lo establece la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y Trabajadoras.
Para el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), los conflictos laborales no cesarán este año, toda vez que el salario no alcanza para vivir y las empresas tampoco están generando los suficientes ingresos para cubrir nómina, con lo cual estaría en riesgo la estabilidad de los trabajadores.
Desde el OVCS, reiteramos la necesidad de que se establezca una mesa de diálogo entre Gobierno, sector privado y sindicatos, para revisar la situación que enfrentan los trabajadores y buscar mecanismos que permitan mejorar su calidad de vida. De lo contrario, la situación se agudizará y se hará insostenible.
Prensa OVCS